26 septiembre 2010

Lugán desde el aire

Otra forma de conocer el valle del Porma, desde el aire, en vuelos en parapente.

16 septiembre 2010

Suertes de leña

Este domingo 19 de septiembre la Junta Vecinal convoca a los vecinos interesados en tener suerte de leña, para reunirse en el sitio de costumbre a las 10 de la mañana e ir al monte a marcar y sortear las suertes de leña de roble, para tener lumbre durante el año.

Anualmente se concede a cada vecino una suerte de leña de roble para utilización doméstica. Se decide la zona del monte donde se va a hacer la corta. Se adjudica una zona de mata de roble a un número entre el uno y el número total de vecinos y, por último se realiza un sorteo para que sea el azar el que decidiera posibles irregularidades entre una y otra o en una mejor o peor ubicación de la leña.

Una vez talada la suerte asignada, se procede a esquimar las ramas que cubren desordenadamente el suelo. El esquimo, es decir, todo el resto del ramaje es apilado aparte. Tras el acarreo, la leña se conserva al aire libre, en un espacio cercano a casa, hasta que se corta en trozos pequeños para la cocina o la estufa.

La leña da calor todo el año; hace sudar su poda; la carga y descarga del remolque produce calores insospechados; el corte en trozos utilizables en el hogar, a lo largo de todo el año y, a medida que se iba necesitando calentaba también los músculos de manera particular. Todos estos calores antes de arder; obvio es el resto.

10 septiembre 2010

Geología de León

La Crónica de León> GEOLOGÍA / Investigación
La montaña leonesa alberga fallas de hasta 70 kilómetros de longitud
Un estudio geológico de la Universidad permite conocer cómo se sedimentó el suelo de las provincias de León y Palencia desde hace 65 millones de años

En el grafico se pueden ver las fallas de la montaña leonesa. A.M.R./ Dicyt / León

Decenas de fallas surcan el norte de las provincias de León y Palencia, en el límite de la Cordillera Cantábrica y la meseta, tapadas por grandes capas de tierra como quien se maquilla para ocultar las arrugas. Desde Villarroquel (León) a Saldaña (Palencia) de oeste a este, de La Robla a Sahagún (León) de norte a sur, el movimiento de las placas tectónicas en la era Cenozoica (desde hace 65 millones de años a la actualidad) ha producido muescas kilométricas en el subsuelo. Una investigación realizada por el geólogo Antonio Herrero revela cómo se sedimentó el actual suelo del esa parte del norte de la cuenca del Duero.
El trabajo se centra en el estudio de los sedimentos del borde norte de esta cuenca hídrica focalizado a “la búsqueda de emplazamientos adecuados para el almacenamiento de CO2”, explica su autor. El trabajo conjuga tanto una vertiente descriptiva, al determinar a través de sondeos y otros tipos de muestreo las características del subsuelo de esta zona, como interpretativas. Apenas existía documentación previa sobre la composición del terreno de la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica y la que había “era muy antigua y poco recuperable”, describe Herrero. En los años 80 del siglo pasado se exploró la zona para comprobar la existencia de petróleo, pero descartada esta opción, se abandonaron las investigaciones.
Según recoge el artículo, publicado en el último número de Sedimentary Geology, en el sector de la cuenca del Duero analizado se observó que la acumulación de sedimentos durante la era Cenozoica se produjo de tres formas diferentes. La más profunda se denomina secuencia Vegaquemada y está representada por ambientes sedimentarios fluviales. La intermedia, llamada secuencia Candanedo, supone la deposición de los elementos geológicos por aluvión y se distribuye geográficamente en el norte y el noreste. La superior, bautizada como secuencia Barrillos, representa el final de la sedimentación de esta era Cenozoica. La distribución de estas tres formas diferentes de sedimentación permite la reconstrucción de la evolución de la cuenca, una circunstancia que está ligada a los cambios tectónicos ocurridos en la zona. Hay que tener en cuenta que la Cordillera Cantábrica se formó a la par que las principales cadenas montañosas de Europa y Asia, en una etapa denominada como Orogenia Alpina. Las montañas se erigieron (y lo continúan haciendo) por el choque de las placas tectónicas. El investigador encontró que existe un eje entre La Robla y Saldaña en la que se encuentran la mayor parte de las fallas producidas por los choques.
El trabajo refleja que las orientaciones principales de las fallas que han quedado grabadas en el subsuelo y fueron activas durante el Cenozoico muestran una tendencia constante de fractura, separando dos movimientos opuestos. Existe grupos de fallas que tienes una dirección noroeste-sudeste y son muy prolongadas, algunas de ellas de más de 70 kilómetros de longitud. Estas fracturas son consecuencia de las presiones a las que son sometidas las montañas cantábricas. La determinación de estas fallas se realizó a través del reconocimiento de los puntos de fractura que aportan los sedimentos. El investigador de la ULE, que contó con la colaboración del Área de Estratigrafía de Salamanca, empleó sondeos, geófonos y focos de emisión de ondas sísmicas.